Para muchos una lesión de este tipo habría significado la despedida a muchos sueños, a retos, a ilusiones escondidas. Para él, fue un trampolín con el que coger aún más ganas de disfrutar de la vida. Tras su accidente en 2005, que le dejó en silla de ruedas y sin movilidad de pecho para abajo, Rafael López (Marchena, Sevilla, 1964) se aficionó al triatlón. Al triatlón de larga distancia. Más de una década después, es campeón de Europa y ha competido en Australia, Hawái, Estados Unidos y media Europa. Entre entrenos nos atiende, siempre con una sonrisa por delante.
“Sintiéndome vivo” se llama tu libro y así es cómo enfocas tu vida. ¿Cómo consigues mantener ese chip?
No sé el motivo, pero me siento muy activo, con ganas de disfrutar del deporte. Especialmente el triatlón me ha ayudado mucho porque me ha hecho sentir cada vez más vivo.
¿Qué significa el deporte para ti?
Algo que intento inculcar también a los chicos que han sufrido lesiones medulares es que el deporte es necesario. Nos mantiene en forma y sobre todo nos permite no depender de nadie, algo que en nuestro caso es fundamental.
¿Cambió tu percepción del deporte antes y después del accidente?
Antes del accidente practicaba deporte como cualquier popular. Pero ya con la lesión lo he seguido practicando porque se ha convertido en una forma de vida, es lo que me mantiene con ganas de superarme día a día.
¿Mentalmente cómo conviertes esa lesión tan grave en una oportunidad?
De una cosa muy mala, como es sufrir una lesión medular, quise sacarle la parte positiva, y me enganché a un deporte que te hace vivir experiencias únicas. Y ese esfuerzo de mirar al futuro con optimismo debe intentarse hacer siempre. Con el deporte he podido competir en Australia, Brasil, Hawái, Estados Unidos, en toda Europa… Ha sido fantástico.
Decides apostar por el triatlón de la larga distancia. ¿Por qué?
En muy poco tiempo me enganchó la idea de disfrutar de tres deportes distintos en uno de solo. En mi caso, aunque todo lo haga con los brazos, la posición de trabajo es diferente y se activan grupos musculares distintos. Es duro pero ha sido todo un acierto.
Y desde que empezaste, las estanterías de tu casa no han dado abasto a tanto trofeo.
Sin duda, los resultados que he conseguido han sido muy positivos, y en cierto modo son un premio a tantas horas de dedicación. Para mí y mi familia es un orgullo, y muchas veces no hay palabras para definir esa sensación. Pero la motivación no está en los premios, está en el superarme día a día.
A nivel mundial los paratriatletas españoles tienen un papel destacado. ¿Cuáles crees que son los motivos?
Creo que el éxito del paratriatlón español es el mismo que el del paratriatlón mundial. Hice la primera prueba de paratriatlón en 2008, en un Campeonato de Europa en Lisboa, y éramos junto a Santos Caballero los únicos españoles. Y fue entonces cuando se produjo un boom con cada vez más participantes, sobre todo en corta distancia. También es realmente importante que las Federaciones nos apoyen, y en este sentido el trabajo que hace la FATRI es estupendo. Creo que a nivel autonómico es la Federación que más nos cuida.
¿Cuál es el sector donde más sufres?
Quizá el sector más complicado es la natación, fundamentalmente por la lesión medular que yo tengo, que es muy alta, de dorsal 2-3. Eso significa que no tengo abdominales y en el agua la cintura y las piernas son un lastre. Pero una vez que te acostumbras va a mejor. Además, una vez salgo del agua me toca la bici, un sector que disfruto mucho. Y en el atletismo es donde podemos ir más rápido.
¿Cómo es el entrenamiento que llevas a cabo para preparar todos estos retos?
Tengo un entrenador que me controla el entrenamiento y me va guiando cada semana. Entreno los siete días a la semana, variando los tres sectores. Los retos a los que me enfrento no son moco de pavo y hay que sudar mucho para conseguirlos. Puedo decir que fui el primer paratriatleta español en completar una prueba de distancia Ironman, y ya he terminado 9 pruebas. Campeón de Europa, subcampeón del mundo… es todo un orgullo.
¿Ha aumentado tu capacidad de sufrimiento desde entonces?
Por supuesto. De hecho, antes del accidente me parecía una locura completar una prueba Ironman, lo veía como algo inalcanzable. Y la realidad es que justo me lo planteé cuando ya estaba la lesión medular de por medio.
¿Qué recuerdas de esa primera vez en qué te montas en tu silla para salir a entrenar?
Fue complicado porqué la primera vez que me monté en una silla fue en una de atletismo, y la pedí en el mismo hospital cuando hacía la rehabilitación. Tenía clarísimo que quería seguir con el deporte. En casa con la ayuda de varias personas me intenté subir, pero no lo conseguí. Por la tarde, subí la silla al coche y me fui solo a unas pistas de atletismo, donde sí logré subirme y completar unas pocas vueltas. Y claro, volví a casa más que motivado.
Has pisado algunos de los grandes escenarios del triatlón mundial. ¿Qué retos te quedan pendientes?
Retos siempre me pongo, incluso fuera del triatlón. Por ejemplo, en 2016 conseguí ser la primera persona en silla de ruedas que sube el Mulhacén, el pico más alto de la Península Ibérica. Para este año ya estoy inscrito al Campeonato de Europa de Media Distancia en Dinamarca y quiero hacer también el de Larga Distancia. Retos siempre hay y son la base de la motivación.
Para muchos afectados por lesiones medulares eres un ejemplo de superación. ¿Cuál es el mensaje que te gusta transmitir?
Que siempre que haya esfuerzo, ilusión y mucha dedicación, cualquier reto que nos planteemos se puede conseguir. Si se quiere, se puede. Es un mensaje simple pero creo que es el que debemos inculcarnos. Las barreras solamente las tenemos en la mente.
Fuente: triatletasenred.com