Conocedor de la realidad del triatlón en varios países y un profesional con la cámara en la mano, Andrés Carnevali ha podido dedicarse a un deporte que ama a la vez que analiza con rigor crítico. Reivindica la figura del triatleta honesto y realista. Él, mientras tanto, sigue progresando en sus resultados. Tarde o temprano, todo esfuerzo tiene su recompensa. Y ahora es el turno de este malagueño.
Acostumbrado a tener una cámara entre manos… ¿En algún triatlón no has tenido la tentación de quitarte el dorsal y coger una?
Más bien todo lo contrario, he estado grabando muchas carreras que me hubiese gustado correr. La cámara va a ser mi compañera toda la vida, pero la bici y las zapas quizás tengan un tiempo limitado.
Tus resultados este año seguramente habrán sorprendido a algunos pero no eres precisamente un novato. ¿Cómo empieza tu historia con el triatlón?
He tenido muchos altibajos en mi vida deportiva y no trabajo suficiente las RRSS, eso hace que sea menos conocido que otros deportistas de nivel parecido al mío. Mi relación con el triatlón comienza a los 14 años, después de haber pasado por varios deportes, a través de mi gran referente en ese momento, mi hermano, que siempre me había ganado en todos los deportes hasta entonces. Lo recuerdo como una experiencia bastante competitiva incluso desde tan temprano, los piques con compañeros de mayor edad fueron lo primero que me hizo pensar que se me podía dar bien. Quizás por esa razón no consigo entender el deporte si no es en su faceta competitiva.
Estuviste becado en la Blume de Madrid durante 3 años. ¿Cómo lo recuerdas?
Mi recuerdo es un tanto cal y arena. A nivel estrictamente deportivo creo que restó en mi evolución, pero el hecho de haber compartido ratos con deportistas de verdadera élite es algo de valor incalculable. Actualmente, la gestión de los triatletas allí es diferente y creo que mejor, quizás si hubiese sido así en mi época el resultado hubiese sido diferente. Me quedo con los amigos que allí hice y conservo.
Y de Madrid a Alemania. ¿Por qué das ese paso?
Es eso que ahora llaman “movilidad laboral”. Me fui prácticamente “con una mano delante y otra detrás” aunque con el apoyo de mi familia por si me ocurría algo. Emigración casi forzosa que en mi caso me ha aportado mucha confianza a la hora de afrontar proyectos de cierto riesgo. Arrancar desde una situación incómoda es una experiencia muy didáctica. A nivel deportivo, en triatlón los alemanes tienen mucho que envidiarnos a los españoles. Me decepcionó mucho la precariedad del deportista allí, aunque no quiero que se entienda que aquí estamos bien, pero allí están peor a pesar de la bonanza económica.
Seguramente, tu primer gran resultado de 2016 es la 4º posición en el Bilbao Triathlon. ¿Qué te transmite ese resultado?
Sobre todo confianza. No me guardé casi nada para la carrera a pie y no pude comer nada a partir de la T2, pero descubrí que el cuerpo tira hacia adelante en circunstancias que jamás te imaginas cuando entrenas. Me ayudó a enfrentarme con menos temores a las pruebas de MD que corrí a continuación.
Y luego llega la 2º posición en el Campeonato de España de Media Distancia. Un subidón de confianza en un gran escenario.
Primero me gustaría poner en perspectiva ese resultado, ya que el día anterior se celebró Zarautz con muchos gallos que no estuvieron en Valencia. Aún así, llegar a meta a 1 minuto de Miguel Ángel Fidalgo, que es un tío consolidado en la distancia y con resultados internacionales, es algo que puedo decir con orgullo. Estuve peleándome con gente que había entrevistado cámara en mano. Me sorprendió verme allí junto a ellos.
Además, has acumulado éxitos destacados en pruebas del circuito andaluz.
En Andalucía tenemos la suerte que hay mucho nivel en corta distancia. Este año tuve una mala carrera y mi resultado en el Campeonato de Andalucía Sprint fue 5 puestos peor que en el de España de la distancia, donde sí corrí bien. En cualquier carrera de pueblo, salvo en las que no hay nada de premios en metálico, si te despistas un poco te vas fuera de podio.
¿Dónde te veremos en lo que queda de año?
Ningún objetivo grande pero si varios juntos de importancia para el club y a nivel individual. Un par de pruebas locales sprint y media distancia que tienen cierto impacto en la prensa regional, el Campeonato de España por clubes y la final del circuito Cofidis si me clasifico. Y terminaré en Cabo de Gata, una prueba realmente bella que correré para disfrutar.
¿Algún triatleta que hayas tomado como referencia para tu progresión?
Por supuesto, Antón Ruanova. Me reflejo en él porque ha llegado donde está a base de tenacidad, trabajo y echarle valor cuando desde los sillones de mando no hacían más que ponerle zancadillas. Es un grandísimo ejemplo y me cuesta pensar que no estará en Tokio 2020 compitiendo.
Tu situación actual te permite dedicarle más horas al triatlón pero económicamente no es fácil encontrar estabilidad. ¿Cómo lo gestionas?
No me quejo porque he sido yo mismo que me he puesto en esta situación. Al contrario que otros deportistas más “ajetreados”, cuyo mejor ejemplo sería Miriam Casillas, a mi me cuesta concentrarme en dos actividades de forma paralela. He querido darme esta oportunidad porque, probablemente, será la última que tenga. El dinero es una preocupación pero yo me siento muy rico por poder dedicar mi tiempo a algo que he estado haciendo en mis ratos libres sin retribución alguna: triatlón y vídeo y fotografía.
Más de una vez has reivindicado la honestidad del triatleta, que sea realista y consciente de su nivel. ¿Crees que falta humildad en este deporte?
Sí, de hecho los que hacemos triatlón tenemos fama de “flipaos” desde la perspectiva de otros deportistas. Pero ésta es una tendencia bastante generalizada de la que el triatlón no está exento y que se ve potenciada por las RRSS. Tratamos de mostrar a los demás que somos especiales, enseñándoles una dramatización heroica de lo que realmente vivimos y conseguimos. Hablo en general claro, pero hay casos ciertamente preocupantes.
¿Qué soluciones crees que se podrían aplicar en este sentido?
La solución ya la están aplicando nuestros élites de WCS y WTC. Casi todos ellos llevan la humildad por estandarte. Hay dos casos que casi son de chiste, Mario Mola y Eneko Llanos. Pueden haberse bajado de un podio e inmediatamente se te acercan y te preguntan cómo te va la vida y acabas hablándoles de ti.
¿Cómo te ves dentro de 4 años?
Depende mucho de los próximos meses pero me gustaría verme cerca de mi máximo rendimiento deportivo. A mi carrera no le pido un resultado, pero sí quedarme con la certeza de haber llegado hasta donde mi cuerpo ha podido. Después de eso me dedicaré de lleno a la cámara. Y me gustaría aprovechar la ocasión para agradecer su apoyo a las pocas personas que han creído en mi en todo momento.
Fuente: triatletasenred.com